Ahora te parece algo obvio, porque llevamos escuchándolo varios años ya, pero hasta no hace mucho, el 14 de febrero, San Valentín, estaba reservado sólo al amor romántico. Es decir, a las parejas.
En lo que yo he visto, es una celebración cargada de marketing y mucha publicidad para vender perfumes (siempre pienso que lo que ha sobrado de Navidad), bombones y flores. Ojo, no digo que esté mal, a quién no le endulzan el día unos bombones, pero siempre lo he asociado con el mundo publicitario y la “obligación” de hacer un regalo a tu pareja, aunque el día no te suponga mucho.
Lo que más me gusta del giro que ha tomado los últimos años es que se haga hincapié en el amor propio. Porque me parece importantísimo aprender a quererse uno mismo: tratarse y hablarse bien, cuidarse, ya sabes, tratarte como tratarías a tu mejor amiga, o alguien a quien quieres.
Al fin y al cabo, con quien vas a pasar toda tu vida es contigo mismo. Es de la única persona de la que no te podrás escapar. Merece la pena hacer un esfuerzo para que esta relación sea la mejor posible, ¿no te parece?
Estoy convencida de que una buena relación con uno mismo hace que la vida sea un viaje mucho más agradable, más placentero. Que, además, cuanto mejor te quieras a ti misma, mejor querrás a las personas que tienes al lado.
Así que te animo a que aproveches el día de mañana (o cualquier otro día, la verdad), para dedicarte un rato. Aquí te propongo algunos planes:
- Hacer algo de deporte (ya sabes que aquí tenemos unos lookazos de escándalo)
- Cocinarte algo rico
- Leer ese libro que llevas tiempo queriendo leer
- Darte un paseo por un lugar que te guste mucho
- Sofá, manta y una película que te guste
- Spa casero (mi favorito)
Hay muchas más opciones, tantas como planes quieras hacer. Te lo digo de corazón, dedicarte un rato al día, es lo mejor que puedes hacer por ti. Y tú y los que te rodean lo agradeceréis.
¡Te veo en el siguiente artículo! Hasta entonces, ¡feliz entreno! (¡y recuerda, que nada te pare!)
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